La diabetes es una enfermedad que ocurre cuando el nivel de glucosa (también llamado azúcar en la sangre) en la sangre se vuelve demasiado alto. La glucosa en la sangre es la principal fuente de energía que se obtiene de los alimentos. La insulina es una hormona producida por el páncreas que ayuda a la glucosa de los alimentos a entrar en las células para obtener energía. A veces, el cuerpo no produce suficiente insulina, o no la produce o no la usa adecuadamente, y la glucosa se queda en la sangre y no llega a las células.
¿Qué tipos de diabetes hay?
Diabetes tipo 1. Su origen todavía no está muy claro, se sospecha que existe una reacción autoinmune que provoca que las defensas del propio organismo ataquen a las células productoras de insulina del páncreas, lo que da lugar al déficit de esta sustancia. Las personas que la padecen necesitan inyecciones diarias de insulina para controlar sus niveles de glucosa en sangre, sin las que no podrían sobrevivir.
Diabetes tipo 2. Es el tipo más común de diabetes, pues abarca, según datos de la Fundación para la Diabetes, entre el 85% y el 90% del total de los casos. Cuando se sufre diabetes tipo 2, el organismo puede producir insulina, pero no lo hace en la cantidad adecuada o no es capaz de responder a sus efectos, lo que provoca la acumulación de la glucosa en la sangre.
Diabetes gestacional. Durante el embarazo puede ocurrir que los cambios hormonales propios de este estado originen un bloqueo de la función de la insulina. Cuando esto sucede, los niveles de glucosa se pueden incrementar en la sangre de una mujer embarazada. Suele presentarse en una etapa avanzada de la gestación y afecta a alrededor del 5% de las mujeres embarazadas.
¿Qué complicaciones provoca la diabetes?
La diabetes aumenta el riesgo de sufrir los siguientes problemas de salud graves, si bien, con el tratamiento adecuado y los cambios de estilo de vida recomendados, se puede prevenir o retrasar su aparición.
Enfermedades cardiovasculares. La presión arterial alta, el colesterol alto y el nivel alto de azúcar en la sangre pueden aumentar el riesgo de complicaciones como angina de pecho, ataque cardíaco, accidente cerebrovascular, enfermedad arterial periférica e insuficiencia cardíaca. De hecho, dos tercios de las personas con diabetes mueren a causa de un ataque al corazón o un derrame cerebral.
Enfermedad renal. Los riñones son otro órgano afectado por la diabetes, ya que el deterioro paulatino de los pequeños vasos sanguíneos puede hacerlos menos eficientes o completamente dañados.
Enfermedades oculares. Las personas con diabetes presentan un riesgo más alto de padecer ceguera que las personas sanas. Este problema puede originar una pérdida de visión progresiva o súbita y también puede dar lugar a un desprendimiento de retina.
Lesiones nerviosas. Ésta puede generar dolor, hormigueo y pérdida de sensibilidad, la cual hace que las lesiones pasen desapercibidas y provoca graves infecciones y úlceras, pie diabético y amputaciones. Aproximadamente la mitad de las personas con diabetes tienen algún tipo de daño neurológico, si bien es más común en quienes han padecido esta enfermedad durante varios años.
Problemas de piel. Hasta el 33 por ciento de las personas con diabetes experimentan afecciones cutáneas comunes, como infecciones bacterianas o fúngicas y picazón, que son causadas o afectadas por la diabetes en algún momento de sus vidas.
¿Cómo puedo prevenir o retrasar la aparición de la diabetes?
Si tiene riesgo de diabetes, puede prevenir o retrasarla. La mayoría de las cosas que debe hacer están relacionadas con un estilo de vida más saludable. Hacer estos cambios también tendrá otros beneficios para la salud. Puede reducir el riesgo de otras enfermedades y sentirse mejor y tener más energía. Los cambios son:
Perder peso y mantenerlo. El control del peso es una parte importante de la prevención de la diabetes. Puede prevenir o retrasar la diabetes si pierde entre el 5 y el 10 % de su peso corporal actual. Por ejemplo, si pesas 200 libras (90,7 kg), tu meta es perder de 10 a 20 libras (4,5 a 9 kg). Una vez que haya perdido peso, es importante no recuperarlo.
Seguir un plan de alimentación saludable. Es importante reducir la cantidad de calorías que consume y bebe cada día, para que pueda perder peso y no recuperarlo. Para lograrlo, su dieta debe incluir porciones más pequeñas y menos grasa y azúcar. También debe consumir alimentos de cada grupo alimenticio, incluyendo muchos granos integrales, frutas y verduras.
Haga ejercicio regularmente. El ejercicio tiene muchos beneficios para la salud, incluyendo ayudarle a perder peso y bajar sus niveles de azúcar en la sangre. Intente hacer al menos 30 minutos de actividad física cinco días a la semana. Puede comenzar lentamente hasta alcanzar su objetivo
No fume. Fumar puede contribuir a la resistencia a la insulina, lo que puede llevar a tener diabetes.